-Em dol saber que no podrem partir-nos
mai més el pa, ni fer-nos companyia;
però d'aquest dolor en trec la força
per escriure aquests mots i recordar-te.
Més tenaçment que mai, m'esforço a créixer
sabent que tu creixes amb mi: projectes,
il.lusions, desigs, prenen volada
per tu i amb tu, per molt distants que et
siguin,
i amb tu i per tu somnio d'acomplir-los.
Te'm fas present en les petites coses
i és en elles que et penso i que t'evoco,
segur com mai que l'única esperança
de sobreviure és estimar amb prou força
per convertir tot el que fem en vida i
acréixer l'esperança i la bellesa.-
Lletra a Dolors-Miquel Martí i Pol
Voy a hablar de ella.
Los viernes siempre habían sido el mejor día de la semana. Des de que tengo
memoria la recuerdo allí esperándome. Bajaba corriendo la escalera de caracol y
antes de poner un pie en el siguiente escalón ya controlaba donde me aguardaba
su delicioso bocadillo. Los mejores bocadillos que jamás haya probado. Espero
que me perdonéis, pero me guardo el secreto para mis nietos, si algún día los
tengo. Pero para que entendáis como era debéis saber una cosa; como toda comida
la merienda tenia sus postres. Una tableta de chocolate con naranja.
Lindt.
Malditos viernes, como los hecho de menos.
Cuando empecé con el piano fueron también muchos martes con ella. Le
encantaba escucharme tocar el piano.
Pero bueno, no os quiero aborrecer con los martes musicales. A lo que iba. Después
del bocadillo subíamos de la mano hacia su casa. Recuerdo la luz que había
allí. Os parecerá una tontería pero los viernes la luz de esa lámpara de papel
era más calida, más hermosa que nunca.
Solíamos ver los concursos de baile que daban por el canal 33. Y cuando él
aún bailaba se ponían los dos delante de la tele y los imitaban. Los mejoraban.
No se si habéis tenido el privilegio de haberlo visto alguna vez, pero cuando
el baile y el amor se juntan, es algo imparable.
Cuando el sol ya se escondía preparábamos con cuidado la cama. El olor de
las sabanas limpias empapaba toda la habitación y me envolvía para no volver al
mundo real. Sus zapatillas con cuña, demasiado grandes para mis pies, me hacían
sentir mayor, y su mano no me dejaba hasta que me dormía.
Hecho de menos los viernes.
Y la hecho jodidamente de menos a ella.
Así que he decidido que voy a volver a tener los viernes.