"Pero, ¿qué soy, pues?
Una cosa que piensa.
¿Qué es una cosa que piensa?
Es una
cosa que duda,
que concibe, que afirma, que niega,
que quiere, que no quiere,
que también imagina y siente"
Descartes-Segunda meditación metafísica
¿Qué soy? Eso es lo que deberíamos preguntarnos, no ¿qué quieren
que seamos?
De pequeña me sentía un poco rara.
Todo empezó cuando aún era demasiado pequeña como para entender
porque pensaba cosas que no debería estar pensando, pero no tanto como
para no pensarlas. No os asustéis, jugaba también con los clics, y tuve una
infancia muy muy feliz, pero eso no evitaba que de vez en cuando mi cerebro se
perdiera en terrenos desconocidos, y allí no había quien lo parase.
Por aquel entonces no lograba contarlo a nadie. Pensaba que era rarísima
y que por más que intentara explicarlo nadie lograría entenderme, pero un año,
al acercarse uno de esos concursos literarios de mi colegio, si se pueden
llamar así, mi madre me animó a escribir lo que pasaba dentro de mi cabeza, así
que lo hice, y comprendí que no era para tanto, que eran cuestiones básicas
desde mi punto de ver.
Luego, con los años he ido aprendiendo que des de luego no era la única,
y que tal vez los raros sean los que no sienten impulsos para salir de lo
establecido. Y aún hay más, con los años me he alegrado de ser así.
Esto me ha hecho reflexionar sobre el sistema educativo actual.
Nos hacen estudiar a todos las mismas cosas, del mismo modo; 25 libros iguales
yacen en las estanterías esperando a ser memorizados para ser tirados a final
de curso, con un poco de suerte al contenedor de reciclaje, exigiéndonos
exactamente lo mismo, aunque sea obvio que no hay dos malditas personas iguales
en todo el mundo, y de este modo logran que si te interesan cosas que se salen
de los planes docentes establecidos por personas sentadas en sus despachos, la mayoría
de las cuales tal vez no se hayan sentado delante de una clase llena de críos,
te sientas raro, muy raro.
Y aunque es cierto que hay nociones básicas necesarias, no dudo
que todo niño tiene dentro este instinto de supervivencia, y por tanto de
conocer. Un conocimiento innato el cual no es necesario forzar.
Así que os invito a hacer una reflexión profunda y pensar que es
lo que queremos para nuestros hijos; que encajen en el perfil ideado por Wert
& Co o encontrar el modo de potenciar sus inquietudes, cualesquiera que
sean.