Tal vez sea la Luna.
La del cielo, o la que brilla a veces en
ese rincón tan dentro de mí.
Hoy es el día.
El día que deja paso a la Luna. Es el día
de la magia, apoderándose de todo lo que necesita ser apoderado.
El día en que me rindo; dando paso a la
fuerza que no sé de dónde me brota, pero que me resbala por la piel.
Y no importa las veces que necesite beber
de esta fuente mágica que es mí ser, no importa las veces que necesite lamer la
herida de mis entrañas. No importan las marcas que me queden del sentir.
Y del enésimo duelo por los vivos que tengo voy a encontrar las cenizas para alimentar la ave que va a despegar hacia
la Luna.
La del cielo, o la que brilla a veces en
mis pupilas.